La paternidad puede ser estresante y, cuando tus hijos tienen una pataleta, no resulta facíl mantener la calma, por no hablar de calmarlos. Los niños están aprendiendo a gestionar las emociones intensas y a prestar atención y tomar decisiones útiles, pero no siempre lo consiguen. Las desagradables luchas de poder pueden hacer que te sientas frustrado y desesperanzado, y tu hijo más alterado y estresado. Pero no tiene por qué ser asi.
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